APRENDER A LEER, ¿UNA TORTURA?

21 de Enero de 2016 por Maribel Carrasco

Aprender a leer es gran un reto para todos los niños, pero para algunos de ellos además es un auténtica tortura.


Leer parece ser una actividad que se realiza de manera casi automática. Cuando tenemos una palabra delante de nuestros ojos, es imposible no leerla.


TONTO EL QUE LO LEA


Entonces, ¿por qué es tan difícil para algunos niños aprender a leer?

El ser humano nace con lo que los lingüistas llaman la Capacidad del Lenguaje. Cualquier persona con desarrollo normal tiene el don de aprender a hablar por el simple contacto con la sociedad en la que nace. Para aprender a hablar no es necesaria una enseñanza estructurada, ya que el lenguaje no se aprende, sino que se adquiere de manera natural. Pero no ocurre lo mismo con la lectura. La lectura hay que aprenderla, y entrenarla, y para ello sí es necesaria una enseñanza estructurada.
A diferencia del lenguaje oral, el ser humano NO TIENE el don de la lectura, aunque unas personas sí que traen un bagaje genético que les facilita aprender rápido y hacerlo bien.
A modo de símil, la situación podemos compararla a jugar al tenis: no nacemos con el don de jugar al tenis, hay que aprender las reglas y entrenar. Pero algunas personas tienen una genética que les permite tener un rendimiento físico extraordinario que les permite ser estrellas del deporte, mientras que otras entrenarán muy duro para poder defenderse.
Lo mismo ocurre con la lectura.
La lectura se aprende en el colegio. Pero las habilidades previas que se requieren para poder aprender a leer son complejas y algunos niños no disponen de dichas habilidades prerrequisitas.

¿Es posible que dichas habilidades prerrequisitas se desarrollen a una edad posterior que la mayoría de los niños sin ayuda de un logopeda?
Por supuesto. En muchas ocasiones lo que ocurre es que existe solo un retraso a la hora de desarrollar dichas habilidades prerrequisitas. No quiere decir que no se vayan a desarrollar, sino que se desarrollan un poco más lento, a una edad más avanzada en el niño.
Lo que ocurre es que el ritmo del desarrollo intelectual de los niños en la sociedad va marcada en función de la edad cronológica. En el colegio se marcan unos objetivos en cada curso y si los objetivos no se cumplen se va aumentando el retraso en el desarrollo.
Cuando un niño no cumple el objetivo de aprender a leer en el curso que le corresponde, el problema empieza a sufrir el efecto bola de nieve. ¿Por qué? Porque al acabar segundo de primaria se considera que la enseñanza de la lectura ha finalizado. Los niños empiezan a estudiar otras materias, y la herramienta principal de aprendizaje es el lenguaje escrito.
De esta manera, una dificultad a la hora de aprender a leer va a traer consecuencias muy significativas en el rendimiento académico si no se trata a tiempo.

¿Cómo prevenir una dificultad de estas características?
Como todo, lo mejor siempre es prevenir. Pero muchas veces, este tipo de dificultades no se detectan hasta que el rendimiento académico de los niños ya se ve muy afectado. En estos casos, debemos recordar que nunca es demasiado tarde, pues se puede intervenir a cualquier edad.
Pero para prevenir que eso ocurra, al igual que visitamos al oculista o al dentista para revisiones anuales, se recomienda que todos los años se haga una revisión con el logopeda de los niños en edad escolar. Detectar una dificultad a tiempo asegura el buen desarrollo de nuestros niños.
¿Por qué es importante que intervenga un logopeda?
La raíz del problema en el aprendizaje de la lectoescritura puede ser muy diverso, por eso es fundamental un buen diagnóstico sintomatológico para conocer a qué nivel se sitúa el problema que les impide aprender al ritmo de sus compañeros.
Es el logopeda quien sabe identificar cuáles son las habilidades prerrequisitas que están fallando en el niño y puede actuar para corregirlas y que el aprendizaje siga su curso con normalidad.
Con un buen tratamiento, en pocos meses dichas dificultades mejoran notoriamente, mejorando así también el rendimiento académico de los niños.




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